A pesar de las lluvias y esas nubes perennes que se agarran a los árboles.
Sintiéndolo en mi alma, quienes no sepan apreciarlo.
Que recuerdo su aroma, y el tacto del aire frío.
Se que puedo llamarlo mi segundo hogar. Que puedo sentirlo en mis entrañas.
Y en las miradas más significativas, respiro hondo y me sentaría en el propio asfalto
para contemplar tu belleza y plenitud.
Durante la noche cantaría a la segunda luna, blanca y brillante esfera de un reloj.

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