La lentitud de las canciones. Esos violines que suenan en mi cabeza.
Pero como puede ser una triste melodía tan llena de melancolía.
Y sin que los demás se percaten, voy al ritmo de los tambores.
Y es que mis oídos no escuchan la vida.
Mi pecho esta roto. Y me abrazo para no caer y tener que recoger
esos trozos que no puedo arreglar.
Tengo miedo a perder algo, sin saber el qué.
Quiero estar bien y no arder cuando llueve.
Quiero no deshacerme en cenizas.
Quiero que los fantasmas callen su música.
Terrible soy, terrible estoy.
Nada.
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