Escúchame si puedes...

Nadie me lo ha pedido, ni preguntado. Pero al ver que ella me ha dedicado sus palabras, realmente valiosas para mi, no quiero quedar en silencio. Y cuando digo silencio me refiero a paginas en blanco sin palabras que leer.
Aquí van mis palabras, para ella.

Sinceramente, no sé por donde empezar. Pero así son los comienzos, ¿no? Llenos de difuminaciones y errores.
Ella, es mucho. Ella es tantísimo. 
Su personalidad es increíblemente profunda. Y eso me encanta.
Puedes buscar en el lugar mas recóndito de tu mente, pero debes saber que eso es mera superficie para ella.
Adoro su manera de ser, porque siempre hay algún comentario lleno de ironía y verdad que te puede alegrar las horas y los días. Es esa clase tan escasa de personas que no se desaniman cuando estás con ellas, que siempre tiene algo que decir, y los silencios incómodos se tornan a la plenitud del estar.
Ella tiene la capacidad de volver particular lo ordinario y monótono. De crear.
Porque tendrá miles de virtudes, pero una de las que mas debo destacar es su imaginación.
¿Cómo de los objetos mas simples y cotidianos puede realizar el detalle más original?
No sé como lo hace, no lo sé.
Entiende la armonía de los colores, y las normas en el juego de la luz.
Puede dibujar... puede pintar... ella puede.
En esa cabecita suya las ideas fluyen sin control, desafiando a la tediosa realidad.
Todos necesitamos personas así, que con ideas simples te cambien el día, las semanas o la vida misma.
Todos deberían leer sus escritos y ver el mundo de una forma tan diferente y profunda que se odiarán a sí mismos por no captar la esencia de las cosas, la verdadera esencia.
Ella es la única persona que me entiende, con la que puedo contar siempre. Con la que puedo hablar en silencio, con la que puedo reír sin fingir. Con la que puedo hablar sin mentir.
Con la que puedo estar sin pensar en el tiempo.
Ella es la persona a la que dejaría a recaudo mi alma.
Porque sé, con la mayor seguridad que existe, que la mantendrá a salvo siempre.